En tiempos de San Agustín (siglo IV), Partenia figuraba en la "Mauritania Sitifense", dicho de otro modo, en la región de Setif, en las altas mesetas de la actual Argelia.
De esta diócesis, prácticamente, nada se sabe: ni su fecha de nacimiento, ni siquiera su localización exacta. Es inútil buscar hoy ese lugar: desapareció bajo las arenas.
En 484, Hunerico, rey de los vándalos, invadió el país y convocó a los obispos en su palacio de Cartago. Rogato, obispo de Partenia fue perseguido y exiliado.
Puesto que Partenia ya no existe, se convierte en el símbolo de todos aquellos que tiene la impresión de haber dejado de existir, tanto en la Iglesia como en la sociedad. Es una inmensa diócesis sin fronteras donde el sol nunca se pone.
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