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«Hay aún muchos otros signos que hizo Jesús» |
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Juan 20,30 |
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Curiosamente, san Juan termina su evangelio cuidándose de advertirnos que habría podido continuar a escribir sobre Jesús. Nos priva para siempre de « muchos otros signos que hizo Jesús ». ¿Por qué se negó a decirnos más sobre el Verbo de vida? ¿Cuál pudo ser la razón de esta carencia? Juan responde con sobriedad, afirmando que los signos que puso por escrito en su libro « se han puesto para que vosotros creáis (…) y tengáis vida en su Nombre ». Juan 20, 31. No dice para que nosotros hagamos la continuación. Nuestras vidas pueden llegar a ser nuevas páginas de su evangelio. |
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San Juan nos deja un libro voluntariamente incompleto. Pero para él, hay suficientes signos que se nos dan para que podamos «creer en Jesús y tener vida en su Nombre». Busca responsabilizar a sus lectores y lectoras: Ahora os toca ser actores. Os toca abriros al soplo de Dios. Os toca ser signos de Jesús. El evangelio continuará a ser vivido gracias a vosotros. La vida de Jesús se desarrolla en la vuestra. Es su vida la que está comprometida en la vuestra. |
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Pero, al igual que el libro de Juan, nuestras vidas tampoco pueden decirlo todo de Jesús. Los signos que damos son limitados, incompletos. Falta algo. Esta falta es ocasión para mostrarnos atentos a lo que nace ante nuestros ojos. Hombres y mujeres desconocidos se levantan y toman el relevo. Se convierten en signos de Jesús a su vez y a su manera. También ellos han «creído en Jesús y han tenido vida en su Nombre». |
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La palabra sembrada por Jesús no se detiene. Nadie puede tenerla prisionera. Otros distintos de nosotros la llevan hoy, para nuestro más grande regocijo. Hay signos por millares. |
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