|
|
Mancos, cojos y tuertos del Reino |
|
Marcos 9, 42-48 |
|
|
|
|
Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela: más vale entrar manco en la Vida que con las dos manos ir al fuego que nunca se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo: más vale que entres cojo en la Vida, que ser arrojado al infierno con los dos pies. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo: más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que ser arrojado en la gehena con los dos ojos. |
|
|
|
|
¿Qué visión del Reino de Dios nos da aquí el evangelista Marcos? Un hatajo de mancos, de cojos, de tuertos, de minusválidos, pues este es el precio a pagar para acceder a la Vida. ¿Puede aceptarse verdaderamente esta visión?
Al mismo tiempo, ¿puede uno soslayar la radicalidad de estas advertencias que incitan a cortarse la mano, el pie o sacarse el ojo si éstos son una ocasión de pecado? |
|
|
|
Es necesario situar el discurso en su contexto, que es el del escándalo, en especial el escándalo de los niños. Uno no puede dejar de pensar en los pedófilos, los que abusan de su autoridad para hacer pasar un mal por un bien y destruir de forma duradera a un ser humano. Entonces sí, más vale que se mutilen antes que continuar haciendo el mal. |
|
|
|
|
|
¿Este texto no sería válido más que para los casos extremos? ¿No estaremos llamados a una cierta ascesis en numerosas circunstancias de la vida?
¿Resistir al deseo de ir allí donde podríamos ser tentados de comprar sin control o de ver espectáculos dudosos? ¿Evitar acaparar todo lo deseable con un frenesí consumista o conducirse con violencia? ¿No dejar a la propia mirada atentar contra la intimidad de la persona o manifestar una voluntad de dominio? |
|
|
|
Estas mutilaciones voluntarias no son masoquismo; están puestas al servicio de los otros y van a permitir una relación gozosa. La "mano cortada" se prohíbe golpear o abofetear para pasar a dar un apretón o acariciar una mejilla. Se niega a agarrar para ofrecer. El "pie cortado", que no sabe más que pisar o salir corriendo hacia donde lo llaman sus apetencias insanas, puede caminar para acudir junto a aquél o aquella que esté necesitado. El "ojo arrancado" no se queda apegado a lo que codicia sino que está atento a los demás y sabe apreciar la belleza de la creación. |
|
|
|
|
Entonces sí, el reino de Dios está repleto de «lisiados » cuyo gozo sobrepasa los renunciamientos que han consentido. Es un gozo compartido, porque toda la humanidad sale crecida de ello. El Reino de Dios no es otra cosa que esa llamada a hacer brotar la felicidad en una humanidad en paz en que nos respetemos mutuamente y donde velar todos juntos por la salvaguardia de la creación. |
|
|
|
|