carnet de route
 
Homenaje a un joven malí  
El futuro de Partenia  
Morir con dignidad  
Renald nuestro amigo  
   
   
Homenaje a un joven malí  
   
Unas 400 personas se congregaron en el lugar en que un malí de 29 años se tiró a las aguas gélidas del Marne para escapar a un control de policía. Fue un drama. Falleció.  
   
Delante de mí, escucho a su hermana que toma la palabra: 
« Mi hermano había venido a Francia para donarme un riñón. Vino para salvarme la vida y se murió él. Es como si se hubiera sacrificado por mí. »
tristesse
 
   
El profesor, el jefe de planta de transplantes renales le había mandado venir par hacer este transplante que se realizó en junio pasado. A este joven malí le habían negado la renovación del permiso de residencia. Tenía una orden para abandonar el territorio y vivía con el miedo constante a un control de policía.  
   
chasse aux sans-papiers Con emoción y cólera, denunciamos este clima de terror en el que viven los sin papeles. ¡El que encontró la muerte tirándose en el Marne no es, desgraciadamente, la primera víctima de la caza de sin papeles!
Estamos bajo la lluvia pero no tenemos prisa por marchar. En silencio, cada uno(a) tira una flor que lleva la corriente río abajo.
 
   
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El futuro de Partenia  
   
El encuentro anual de la asociación Partenia en París me alegra. Sigue ahí esa voluntad de reencontrarse con la vida y dejarla brotar, y de tomar las distancias con todo lo que sea encuadre y estructura. El futuro no está decidido.
Las cosas importantes van sucediendo con el paso del tiempo.
 
   
archives de Partenia Parece haber llegado el momento de reunir todos los archivos que existen sobre Partenia en un lugar determinado, para conservar la memoria. Si se niega el pasado, nos privamos de futuro.
 
   
La nueva generación ya no sabe lo que ocurrió en enero de 1995. ¿Acaso no es eso normal? Lo que interesa hoy es la manera de vivir y de comprometerse de los que se identifican con Partenia.
Yo recordaba los 4 puntos de referencia que evocaba recientemente Pedro Casaldáliga, obispo profético de Brasil, para el futuro de la humanidad: los derechos humanos fundamentales, la ecología, el diálogo intercultural e interreligioso, la convivencia.
 
   
No estamos hechos para la supervivencia de Partenia. ¿Tal vez tengamos que aceptar su desaparición para que pueda renacer? ¿No es necesario que desaparezca para que pueda haber una transmisión?
Desde hoy estamos llamados a renacer.
renaître
 
   
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Morir con dignidad  
   
Una mujer aquejada de una enfermedad incurable y que sufría dolores insoportables pidió ayuda para morir. Petición rechazada.
En la opinión, la conmoción fue considerable. Una vez más, se lanzó el debate sobre la eutanasia. ¿Existe un derecho de los enfermos a morir dignamente? ¿Se puede permitir que la vida sea humana hasta su término?
Una periodista me pidió una entrevista sobre la negativa a ayudar a esa mujer que de describía como "comida" por el sufrimiento. Como muchos soy sensible al drama de esta mujer y de su familia.
 
   
mourir dans la dignité Sabemos que la muerte forma parte de la vida ya que es su término. Si la vida debe ser defendida y protegida, es cierto que la muerte forma parte de ella. Sabemos que nadie puede vivir y morir en nuestro lugar. ¿Cómo no desear tener los medios para amar la vida hasta el final y morir dignamente?
Sin embargo, en los hechos, el final de la vida se atiende poco de forma colectiva. Queda mucho por hacer para luchar contra el sufrimiento y el encarnizamiento terapéutico y para no morir en soledad... es una cuestión de humanidad, de compasión y de solidaridad.
 
   
Hay que respetar la ley que prohíbe matar. Es un principio fundador. Pero la ley no lo puede todo.
Hay que respetar a los enfermos que pueden encontrarse en situaciones excepcionales. Situaciones excepcionales que no entren dentro del marco legal.
Por humanidad y por compasión, ¿estas situaciones no invitan a transgredir la ley? La ley debería contemplar estas excepciones.
 
   
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Renald nuestro amigo  
   
Vivía en un centro de acogida parisino. Desde hacía unos meses, venía por el Comité des sans logis -Comité de los sin techo-, una asociación de jóvenes inmigrantes que yo apadrino. Renald se sentía acogido: «Aquí, nadie me hace preguntas ».
Amaba la vida, la convivencia, el compartir. No soportaba la injusticia y participaba en los encuentros alter mundialistas.
 
   
depart Pero Renald estaba metido en la droga y el alcohol. Lo llevaron por urgencias al hospital, murió rápidamente, con 34 años.
 
   
Fue un choque para los que le queríamos. Su familia no se movió. Hacía años que se negaba a todo contacto con él. Los jóvenes inmigrantes de la asociación dijeron: « Ahora la familia de Renald somos nosotros. Vamos a ocuparnos de todos los trámites. Tenemos que hacerle un hermoso entierro ».  
   
La ceremonia en la iglesia es conmovedora. « Por una vez, no me he aburrido » dijo uno de ellos. El ataúd de Renald, que portan sus amigos al compás del órgano, avanza lentamente en medio de la asamblea. Sobre éste descansa una preciosa foto rodeada de velitas. Leo lentamente el mensaje de las bienaventuranzas. Al final, todo el mundo se agrupa como un enjambre alrededor del ataúd para escuchar una pieza de Bob Marley: « Redemption Song », la canción preferida de Renald.
redemption
 
   
Luego nos marchamos para el cementerio de París, en las afueras, en el rincón de los pobres. Es duro ver el féretro hundirse en la tierra. Una amiga de Renald pone sobre él un pequeño estuche con diferentes objetos para el gran viaje, entre ellos una botellita de Ricard…Tiramos flores. Entonces los jóvenes empuñan las palas para cubrir el ataúd de tierra. Última oración. Un último momento de silencio antes de despedirnos de aquél a quien queremos.
Regresamos hasta el local de la asociación para compartir el pan de la amistad. La fiesta gana la partida como le habría gustado a Renald.