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Verano en invierno, tornados en Francia, inundaciones en Asia, el mundo tiene la sensación de que el clima se ha vuelto loco. Resurge el espectro del Apocalipsis… ¿Qué piensa de esto un hombre de Iglesia? |
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Los grandes miedos que ha experimentado la humanidad con las epidemias, las invasiones o las guerras, han tenido consecuencias benéficas. Han permitido a los pueblos reaccionar, poner cara, encontrar salidas hacia el porvenir. El tiempo del gran miedo aún no ha llegado para nosotros. Es el tiempo de la inquietud. |
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El calentamiento climático se confirma. Prosigue la subida del nivel del mar y los deshielos de los glaciares de Groenlandia. La humanidad no estabiliza sus emisiones de gas carbónico; al contrario, continúa acelerándolos. Estos fenómenos se agravan. Los científicos hacen un trabajo admirable. La opinión pública está cada vez más sensibilizada. Pero los grandes cambios tardan en llegar. ¿Es necesario esperar el gran miedo? |
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La idea de una «casa mundo» parece que nunca había tenido tanta fuerza como desde la toma de conciencia del desarreglo climático (Hulot en Francia, Algore en los Estados-Unidos…).
¿Qué piensa de la acción de los políticos en este campo? |
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«La casa mundo» está amenazada de devastación. Estamos todos embarcados en el « Titanic» que corre el riesgo de chocar contra un iceberg. Nuestra suerte está unida.
El protocolo de Kyoto compromete a los países desarrollados a reducir sus emisiones de gas con efecto invernadero del 5% en 2010 con relación a 1990. Los responsables políticos hacen solemnes declaraciones en este sentido, pero no indican las medidas que van a tomar. En cuanto a los Estados-Unidos, no han ratificado nunca el protocolo de Kyoto. Resultado: aumentan más y más las emisiones de gas carbónico.
Los políticos tienen la responsabilidad del futuro. |
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El cardenal Martini (el que ha dicho del preservativo que era un « mal menor»), acaba de jubilarse a los 80 años. El colegio de electores del papa acaba de perder una de sus figuras liberales… ¿Lamenta Vd esta jubilación? |
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El cardenal Martini es una gran figura. Un hombre abierto, sensible a la modernidad y a la diversidad de culturas. Sus intervenciones eran proféticas.
Yo no lamento que se haya jubilado, una jubilación meritoria y estudiada, en Jerusalén.
Pero lamento que este hombre a quien todavía le quedaba tanto que dar a la Iglesia católica, no haya sido escuchado. Habría podido romper las divisiones internas de la Iglesia y abrirla a la modernidad, pero nadie le siguió. |
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Declaraciones recogidas par Olivier Galzi |
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