carnet de route
 
Jornada mundial contra la homofobia  
El bautizo de Vladimir  
Animar a los pastores…  
25 años de episcopado  
   
   
Jornada mundial contra la homofobia  
   
Gaypride Unos responsables de asociaciones me invitaron a la Estación Montparnasse de París para visitar sus puestos y sensibilizarme a los derechos de los homosexuales en todo el mundo. Mucha gente pasaba. Algunos se detenían y se informaban. La asociación SOS homophobie me da su informe anual: un libro compuesto de testimonios. El capítulo sobre las religiones no tiene desperdicio: « Todas unidas contra la igualdad de derechos. » ¡Sigue el artículo sobre: « La lucha homófoba de las instituciones religiosas »!
Unos paneles explican que la homosexualidad todavía es vivenciada como un drama familial, social o profesional.
 
   
En más de 80 países, es pasible de cárcel, de sanciones corporales o de muerte. 9 países condenan a muerte a los homosexuales. En Arabia Saudita, dos gays fueron decapitados. En Irán, dos homosexuales de 16 y 18 años fueron ahorcados.
Voy de puesto en puesto, descubriendo la sensibilización que se está realizando en medios escolares y las iniciativas que existen para los jóvenes homosexuales aislados y con tentaciones de suicidio r.
En el momento de marchar, me piden que escriba unas palabras en un gran panel. Unos viajeros se detienen al pasar para mirar lo que escribo. 

« Si rechazo al otro en su diferencia, permanezco extranjero a una parte de mí mismo. »
 
   
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El bautizo de Vladimir  
   
baptême En Tours, ciudad de San Martín, se celebró el bautizo de Vladimir que iba a cumplir 4 años. La familia y unos cuantos amigos se reunieron para la fiesta. Habitualmente no frecuentan la Iglesia pero para todos, el bautizo de Vladimir es un acontecimiento.
 
   
Su mamá es la primera en tomar la palabra para explicar el sentido de su gesto: pedirle a Dios que proteja a su hijo. Ponerlo al amparo de su amor por el bautismo.
El papá lee emocionado una oración que él mismo ha compuesto.
Vladimir está de pie. No se mueve. Está pensativo.
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Sus dos padrinos se acercan a él y ponen una rodilla en tierra para estar a su altura. Lentamente, hacen la señal de la cruz sobre su frente y luego le dan un beso.
La celebración se prosigue con alegría y da sentido a la asamblea. ¿Qué será de este niño?
Volvemos a pie a casa. Las lenguas no paran. En el pequeño jardín, sobre una mesa adornada con flores, la bebida y la comida invitan a la fiesta. Disfruto conociendo a cada uno y cada una.
Pero una pregunta les plantea problema:
 « ¡No sabemos como llamarle! »
Me parece que les lleva mucho tiempo resolviendo la cuestión: que me llamen « Jacques ».
 
   
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Animar a los pastores…  
   
« Animar a los pastores que tan bien saben evangelizar. » Es la bonita fórmula de una mujer de Québec que me envía la carta de un cura, Claude Lacaille, publicada en un periódico de gran tirada. Este cura fue misionario durante 45 años en diferentes países de América Latina. Vivió bajo la dictadura de Pinochet en Chile. Hizo opción por los pobres durante toda su vida y se sintió herido por las palabras del Papa pronunciadas en el avión que le llevaba a Brasil. Ese fue el motivo de su carta al Papa.  
   
Un jesuita francés, el P. Sylvain Urfer tuvo que dejar precipitadamente Madagascar por decisión del gobierno malgache. Sin explicaciones. Había pasado 33 años en la gran isla en medio de los pobres, luchando contra la injusticia. Su salida tuvo un enorme eco en Madagascar.
Un dominico francés Claude Geffré, que es un teólogo conocido y valorado, tenía que acudir a la facultad de teología de Kinshasa en Congo para ser nombrado « doctor honoris causa ».
Dos días antes de la ceremonia, el Vaticano se opuso. ¡El P. Geffré tiene más de 80 años!
El teólogo Jon Sobrino, compañero de los jesuitas mártires del Salvador y de Mons. Romero, sirvió con valentía la Iglesia en América Latina. Acaba de ser sancionado y reducido al silencio.
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Escribí de inmediato a estos pastores y teólogos « que tan bien han sabido evangelizar ». Han sufrido por parte del poder civil o religioso. Fieles a su Iglesia, sus heridas manifiestan más si cabe su amor por Jesús y el Evangelio, por el pueblo pobre. Son testigos para nuestro tiempo.  
   
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25 años de episcopado  
   
La primera mitad, rica en acontecimientos, transcurrió como obispo de Evreux (1982-1995).
à Evreux
 
   
La segunda mitad, marcada por el encuentro con los excluidos, se realizó como obispo de Partenia.
En 1995, me enviaron a otro pueblo. A otras orillas, para otra vida.
Estoy lleno de agradecimiento con Dios y con todas las personas que han poblado mi corazón a lo largo de estos 25 años. ¡Qué alegría ver a mujeres y hombres acceder al fin a su humanidad! ¡Me han dado tanta felicidad!
Una tarde pasada, me encontraba en el metro. Mientras me apeaba en una estación, un hombre hizo lo mismo. No era la estación donde él tenía que bajar, pero deseaba abordarme y parecía feliz. “Yo soy camboyano, me dijo. Es la primera vez que me encuentro con usted. Usted ya no tiene una diócesis como antes pero está en el corazón de las personas. »
 
   
évêque des exclus En Partenia, no quedamos entre nosotros. Vamos al encuentro de los otros. Sin cansarnos.
 
   
En Partenia, caminamos sin detenernos jamás. Lo importante es avanzar siempre. Salir al encuentro de los que se han quedado en la cuneta, víctimas de la injusticia.
En Partenia, confiamos en la vida. Nos hace felices ver a mujeres y hombres nacer a sí mismos y volverse capaces de lo mejor.
Aprendí a no poner primero mis ojos en la institución de la Iglesia, sino a partir del Evangelio a la manera del hombre de Nazaret que dejaba a las personas ante su libertad.
¡El Apóstol de la Isla Mauricio, Jacques Laval, a quien había encomendado mi episcopado hace 25 años seguirá velando!