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- Hablar en parábolas
- "Los discípulos se aproximaron a Jesús
y le dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas?
El respondió: Porque a vosotros se os ha dado conocer
los misterios del Reino de los cielos, y a ellos no se les ha
dado..." (Mateo13, 10-11 y siguientes).
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Un texto a primera vista desconcertante, que parece indicar
que la luz les fue sistemáticamente dada a los discípulos
y ocultada a los otros. Es importante llamar la atención
sobre el hecho de que las palabras exactas de Jesús,
no las conocemos; no han sido registradas. |
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- El Evangelio nos relata lo que han conservado las primeras
comunidades cristianas que, chocando con la incomprensión,
incluso con la oposición a veces sangrienta de los escribas
y Sumos Sacerdotes, tienden entonces a cavar más el foso
entre ellos y sus oponentes.
De este pasaje se saca la perspectiva de que una enseñanza
no se clarifica más que si se está dispuesto a
entenderla. Se trata no sólo de escuchar lo que se dice,
sino de entregarse de alguna manera al mensaje propuesto. Un
texto bíblico no se impone por sí mismo.
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Cada uno es libre de acogerlo o no. Acogimiento que requiere
una mirada y una escucha cargadas de confianza, sin las cuales
ninguna palabra puede alcanzarnos. Una palabra que nos llama
a implicarnos personalmente, pues es rica en múltiples
comprensiones, de las que uno sólo no puede alcanzar la
amplitud de lo que se dice. |
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- Jesús propone, invita. "¡Venid y ved!".
Sirviéndose de parábolas, abre la posibilidad
de una diversidad de enfoques, liberando los textos de interpretaciones
supuestamente evidentes.
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La lectura bíblica, que ocupa un lugar destacado en
la fe cristiana de muchos, toma el relevo de las certezas doctrinales
de antaño, matizándolas y enriqueciéndolas.
Alternando la lectura individual y los intercambios en grupos
para compartir, esta familiaridad con los Evangelios y otros
escritos bíblicos, no aporta verdades preconcebidas. Es
a nivel existencial donde uno es interpelado, en confrontación
con la experiencia de la vida de Jesús. |
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- En su diversidad de comprensiones, el Evangelio nos provoca
interiormente. Lejos de inmovilizar, la palabra entendida amplía
el horizonte. Sin excluir en absoluto el razonamiento y la reflexión
doctrinal, son los caminos de vida que se nos ofrecen. No se
puede responder a esto más que comprometiendo la manera
de ser y de actuar.
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